miércoles, 19 de abril de 2017

Desperdicio de alimentos: el mal que azota el mundo


opinión

Baranchuk de Fundación DAAT
¿Sabías que un tercio de la producción mundial de alimentos se estropea o se desperdicia antes de ser consumido? Esto equivale a casi de 1.300 millones de toneladas de alimento apto para el consumo humano al año.

En una época como la nuestra, en la que casi mil millones de personas pasan hambre, esto es un exceso y representa además una pérdida de mano de obra, agua, energía, tierra más otros insumos necesarios para dicha producción y el impacto ecológico propio de toda actividad humana.

La pérdida y el desperdicio de alimentos se produce en las distintas etapas de la cadena de suministro de alimentos, esto es desde la producción inicial hasta que llegan a nuestros hogares. Dicha disminución puede ser accidental o intencional, pero en última instancia conduce a una menor disponibilidad de alimentos para todos.

En los países industrializados las pérdidas son tan altas como en los países en desarrollo, pero mientras que en los primeros más del 40 % de las pérdidas de alimentos se produce en la venta minorista y el consumo en los segundos la mayor parte de esta se produce en las etapas de poscosecha y procesamiento. Hay que destacar también que en los consumidores de los países industrializados desperdician casi la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que la producción de alimentos neta total del África subsahariana (230 millones de toneladas).

La reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos atrae un creciente interés y suscita actuaciones a nivel mundial. Gobiernos, instituciones de investigación, productores, distribuidores, minoristas y consumidores, tienen enfoques diferentes sobre el problema pero es importante que los distintos actores comiencen a buscar soluciones creativas e innovadoras a un mal que tiene como víctima a millones de personas en todo el mundo.

Por la doctora Viviana Baranchuk
Directora Médica de Fundación DAAT
M.M 84948